AYUNO DE DANIEL
PREFACIO
“En
aquellos días yo, Daniel, estuve afligido por espacio de tres semanas. 3 No comí manjar delicado, ni entró en mi boca
carne ni vino, ni me ungí con perfume, hasta que se cumplieron las tres
semanas.”
(Daniel
10.2-3)
Esta experiencia
vivida por Daniel fue lo que inspiró a la Iglesia Universal del Reino de Dios,
a instituir el Ayuno de Daniel- un propósito que tiene como objetivo principal,
llevar a los que son de la Fe a una purificación total, con el fin de que el Espíritu
Santo del Señor encuentre en ellos espacio para morar y poder actuar.
En los
días de hoy, en que mantenerse informado y conectado es fundamental, la abstinencia de alimentos no
ha sido la única forma de sacrificio por parte de aquellos que desean respuestas
de Dios.
Resistir
a lo que les es ofrecido por el mundo moderno- optando por la abstinencia total
de acceso a las redes sociales; de la
búsqueda por informaciones muchas veces relevantes y por el placer con el
entretenimiento, como músicas y televisión- es también una forma de sacrificio
a favor de nuestra comunión con Dios, principalmente porque los llamados
sociales son constantes.
Con el
objetivo de proveer alimento espiritual a aquellos que se unen a la iglesia en
este propósito, el Obispo Macedo escribió mensajes diarios de esclarecimiento y
coraje , que son verdaderas gotas de refrigerio en medio al ardor de esta
tarea.
Buena lectura!
Corrupto al extremo
Todos sabemos que el ser humano es dotado de razones y que
esto caracteriza su forma de pensar. El uso del cerebro es, consecuentemente,
la capacidad humana de razonar respecto del Espíritu que Dios dió a cada uno de
nosotros. Esto significa que el espíritu humano es representado por el
intelecto, por la inteligencia.
El corazón, que es el centro de las emociones y de los
sentimientos humanos, es representado por el alma. El Señor Jesús vino al mundo
para salvar el alma y no el espíritu o el cuerpo. El vino para salvar aquello
que representa el centro de los sentimientos
y las emociones.
La Iglesia Universal del Reino de Dios ha buscado llevar a
las personas a una verdadera transformación de vidas. Esa transformación es necesaria
porque la vida originalmente recibida por cada ser humano le fue dada por los
padres carnales, sin la interferencia del deseo de Dios. Adán y Eva fueron los
únicos que nacieron por exclusivo deseo de Dios, pués el creador precisaba de
el para llenar la tierra. A partir de esa pareja, los seres humanos fueron
siendo generados por el propio deseo. El primer matrimonio se multiplicó y ha
sido así hasta hoy, de modo que usted y yo fuimos generados independientemente
del deseo o la voluntad e Dios.
Nuestro nacimiento tiene que ver con el deseo de nuestros
padres. Siendo así, vinimos a este mundo sin siquiera ser consultados. Mismo
así, tenemos el derecho de elegir a dónde iremos a pasar la eternidad. Y quién
irá a tomar esta decisión? Nuestro intelecto, representado por nuestro espíritu
o el corazón representado por nuestra alma? Quién decide, naturalmente es el
intelecto; la razón, ósea el espíritu. El decide y no puede estar sujeto al corazón,
porque este es corrupto, engañador y traicionero.
El Señor Jesús dejó claro que:”… porque del corazón salen los malos pensamientos, los
homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15.19); entonces para que la persona pueda
vencer sus sentimientos y las inclinaciones de su propio corazón, solamente
teniendo una nueva mente y un nuevo corazón, que sólo es posible mediante una
transformación de vida.
El espíritu decide,
pero en algunos seres humanos se debilita en el momento de imponer su decisión,
por eso deja que las emociones lo manejen y estas han llevado a muchas personas
al infierno.
Cuando la
persona anda por los sentimientos salidos del corazón, nunca va a oír la voz de
Dios, porque el no habla al corazón, sino al
espíritu. Dios es espíritu y Se comunica con nuestro espíritu. En cuanto
a esto está escrito que: “ Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y
en verdad es necesario que lo adoren”. Juan 4.24
La persona
precisa comunicarse con Dios de espíritu para espíritu y no de alma para
espíritu. Intentar comunicarse con Dios por medio de las emociones es el motivo
por el cual la mayoría de las personas han tenido una vida infeliz.
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