jueves, 9 de junio de 2011

Tercer punto: Aprender a Perder, Aunque Tenga La Razón



Las diferencias, entre dos personas en un matrimonio, siempre van a existir, lo que le va ayudar permanecer es una de las partes ceder. Y en mayoría de las veces, la parte que tiene que ceder es la mujer. Porque el hombre dificilmente ira ceder, por la naturaleza humana, el es quien manda, el es líder, y bíblicamente hablando, el hombre no fue creado a través de la mujer, pero la mujer quien fue creada de la costilla del hombre, es decir, la posición del hombre es y siempre será la cabeza, y muchas veces las mujeres, que no tienen una comunión diaria con Dios, pierden la oportunidad de evitar las peleas, discusiones, desacuerdos innecesarios, sólo por querer estar en la misma posición que el hombre, no es que será pisoteada, humillada y quedar en silencio, no... Pero estar en la posición que debe ser: sumisa.
Ser sumisa nos lleva a tomar acciones que nos ayudan en el relacionamiento diario:
1) Una regla importante: Trate a su pareja de la misma manera que usted desea ser tratada (ver Lucas 6:31).
2) Trate a su marido de la misma forma o mejor que los demás: Sea amable con su pareja tal como usted lo es con extraños o con sus compañeros de trabajo.
3) Atienda los pedidos: Considere lo que su esposo o esposa le pidió hacer o no hacer. En caso de duda, pregunte. Pero haga lo que se le pidió.

Cuando estamos bajo presión, el amor no se irrita. Los pequeños problemas no crean grandes contraataques. La verdad es que el amor no se enoja o hiere a menos que exista un motivo legítimo y justo delante de Dios.
Un marido amoroso mantendrá la calma y la paciencia, mostrando misericordia y control de su temperamento. La ira y la violencia están fuera de la razón. Una esposa amorosa no es demasiada sensible o malhumorada, pero mantiene el control sobre sus emociones. Ella prefiere ser una flor entre las espinas y responde tranquilamente a las situaciones difíciles.
Si usted está caminando bajo la influencia del amor, será motivo de placer, no de dolor. Pregúntese a si mismo: "¿Soy una brisa suave o una tormenta a punto de acontecer?"

"Aplica tu corazón á la disciplina y tus oídos al conocimiento." Proverbios 23:12

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