viernes, 1 de octubre de 2010
Aprendiendo con los niños
Después de muchos años trabajando con muchos niños de diferentes edades y países, entendemos el por qué Dios nos enseña que tenemos que tener el corazón como el de un niño y el porque el niño automáticamente pertenece al reino de los cielos. Me encanta aprender de ellos, he dedicado varios años desarrollando métodos para el aprendizaje de la Biblia y cómo podemos realmente ver resultados maravillosos. Y sí podemos aprender mucho de ellos:
Perseverancia = En una cierta edad cuando el niño quiere un dulce o un juguete, El pregunta por primera vez, el insiste, el grita, patea a su madre, no le da paz a su madre hasta conseguir lo que quiere. ¿Recuerda la parábola del juez injusto? ¿Vio como la persistencia ayudo la viuda lograr su causa? Incluso hay personas que abandonan la fe, no pueden alcanzar grandes cosas de las manos de Dios, porque no tienen esta maravillosa cualidad que muchas veces los niños la tienen.
Perdón = La inocencia es el símbolo del niño, es increíble el poder de la inocencia en los niños. Si se pelea con el amiguito hoy y dice: " ya no lo quiero”, mañana cuando ve al amiguito, es como si nada hubiera sucedido, le da besos, abrazos, si quiere estar juntos y aún lo agarra de la mano. En cambio, nosotros los adultos, a veces queremos ser amigos sólo de aquellos que nos agradan y aceptan todo lo que hacemos. Cuando el "amigo" hace algo que nos desagrada, ya no sirve, nos alejamos y no queremos hablar o verlos, ¡Y los abrazos de ninguna manera! Imagínese si esos amigos que en realidad tienen defectos, también las muchas cualidades que ellos tienen y lo mucho que podemos aprender de los errores y las cualidades. Así que tengamos muchos amigos y cada día mas un corazón como de un niño.
Confianza = La confianza que todos los niños tienen es impresionante, especialmente a sus padres. El niño siempre ve a su padre como un héroe, la madre es siempre la más hermosa y la mejor, y no puede vivir sin ellos. Si el padre lo pone en un lugar alto y le dice que salte, el salta y se lanza sonriente en sus brazos porque sabe y confía en que su padre nunca lo dejara caer. ¿Cuántas veces Dios quiere que juguemos en sus brazos, confiando que él nunca nos va decepcionar, pero las decepciones sufridas por la vida hacen el corazón de los adultos muy herido, y también por demasiada maldad, impiden la acción de Dios por falta de confianza en su palabra.
Buenos ojos = El niño tiene buenos ojos a todo el mundo. Muéstrele un dulce y empieza a sonreír. Todos son buenos para ellos. El niño nunca piensa que alguien le va hacer daño. Los adultos por lo general ya ven el mal en todo. Si alguien los quiere mucho, piensan: Que uno quiere algo, quiere pedir dinero prestado. Si alguien le da algún regalo, piensa que intenta agradarlo porque quiere algo de El. Mira el mal hasta donde no existe, porque el cuando el ojo esta mal, todo el cuerpo se enferma.
La sinceridad = La sinceridad de un niño es maravillosa, dice lo que piensa, a veces incluso dejando a sus padres en situaciones vergonzosas. No sabe mentir, aun cuando lo intenta, los padres lo perciben y saben que está mintiendo. Muchas veces el adulto ve el mal comportamiento de un amigo y se lo dice a todos, pero nunca al propio amigo. Hasta hace chismes con otros amigos, pero no actúa con sinceridad. También hay los que tienen miedo de hablar, mantienen todo en el corazón y terminan enfermos y pierden su salvación por tener un corazón que no agrada a Dios. Por no tener la sinceridad.
Vea cuanta cosas podemos aprender de los niños. Transformando nuestro corazón a un corazón de niño, y sin duda tendremos una vida mucho más feliz y sobre todo agradable a Dios y por lo tanto lograremos nuestra salvación eterna.
Entonces dijo: “Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí.” (San Mateo18:3-5)
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