jueves, 25 de octubre de 2012

Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Y cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron aceite consigo. Pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Pero a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo, salgan a su encuentro! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. Pero las prudentes respondieron, diciendo: No sea el caso que nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras. Y mientras ellas iban a comprar, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos. Y respondiendo, dijo: De cierto os digo que no las conozco. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. El regalo más precioso que podemos lograr en este mundo es el Espíritu Santo, porque tenemos que depender sólo de Él y nadie más. En el momento en que necesitaban del aceite y pidieron prestado la respuesta fue: ID Y COMPRAD PARA VOSOTRAS, que nos hace reflexionar mucho, en el mundo material se puede prestar el carro, la casa, la ropa, todo lo que tenemos, pero en el mundo espiritual cada uno busca por su cuenta, aquel que busca siempre tendrá más y siempre podrá dar más, y su lámpara siempre estará encendida, es decir, siempre será llena del Espíritu Santo, cuanto más damos, más recibimos de Dios. Cuando una mujer es sierva de Dios, ella solo se preocupa de dar y nunca de recibir, siempre está disponible para las personas, para atenderlas, ayunar, orar, siempre está dispuesta para hacer discípulos, esta es la prudente, y ella siempre da y aún tiene más para dar, y la insensata vive dando excusas, siempre está cansada, piensa que hace mucho, y todo el mundo sabe que no pueden contar con ella porque ella siempre tiene una excusa para dar, e infelizmente está apagada, no tiene nada para dar, porque ella no recibe nada, ella siempre necesita de una reunión o una oración de otros para hacerse más fuerte y cuando abre su boca nunca vemos nada fuerte, son meras repeticiones de lo que había oído de otros, porque el aceite se desvanece, depende de los demás para mantener el fuego. Las prudentes viven a los pies del Señor Jesús, mientras la insensata no tiene tiempo para estar a Sus pies, mientras que una está llena de Dios, la otra esta llena de sí misma y vacía de Dios, tenemos que evaluar diariamente ¿¿¿Cuál es nuestro nivel de aceite??? ¿Esta nuestra luz siempre encendida? ¿O a veces sí y a veces no? ¿O depende de alguien para encender? Por mi experiencia diaria con Dios, veo que cuando más somos verdaderas siervas, mas nuestro Señor nos capacita y nos honra, al mismo tiempo nuestro aceite nunca se apaga porque nos preocupamos más en dar que en recibir, y Él se preocupa en dar lo que necesitamos…





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